viernes, 27 de junio de 2008

Cuando quiero me acuerdo de las cosas.

Sábado a la noche, calor, verano, el sueldo de jardinero en el bolsillo, llamé gente y fui a tomar unas birras a su casa. Subí a ese auto y arrancamos rumbo a Benalmadena, en el auto alguien saco su recipiente con endorfinas artificiales y todos las incorporamos de buena gana.
Al rato llegamos al lugar, tomamos algún que otro ron- cola, y la empatia con el lugar creció a lo loco, mis pupilas se pusieron como las del resto de los presentes, y entonces todo cerró.
Luces, oscuridad y caras, gente moviendose al ritmo del house, conexiones, miradas sostenidas y solo eso.
Todo lo que buscamos, la comodidad, el estado de gracia, la paz, el sostenerle la mirada a otro ser, a una mujer hermosa.
Todas las cosas que no nos animamos o no creemos sentir, sin el personaje, sin hacerse el hombre duro,sin apelar al falso papel dominante, nada mas queriendo ser abrazado como un nene.
De ahí al auto, a Fuengirola otra vez, 6 de la mañana, charla con chica estudiante de enfermería, me decía que había estado en Malta, una isla al sur de Italia y había durado dos semanas.
Movimientos espasmodicos, gente tuneada, ingleses ebrios, ojos vidriosos en general, mala vibra.
Me canse y me fui, estaba a tres kilómetros del lugar donde paraba y ya estaba amaneciendo, me mande a caminar por el paseo maritimo; Frente a unos locales paraban unas diez putas nigerianas, hacían la diferencia económica con los ingleses que salían de los bares , hechos una cuba,no le hacían asco a las chicas, aunque no aparentaban muy buena salud. Vino una, me vio las pupilas, me abrazo, no me dejaba ir, y su abrazo era lindo, pero no daba, no daba, no se porque pero no daba.
Seguí caminando, cruce gente que salia a correr, paseaban el perro o andaban en bici. Pase por los puentes sobre los ríos que desembocaban en el mar, me moje la cabeza con los aspersores del riego de la puerta de un hotel, considere la posibilidad de robar una bandera de la unión europea de un balneario pero después me acorde que no daba caer preso a 12000 km de casa, asi que seguí. Llegué a mi cueva, me tome una jarra de agua, me puse a limpiar cosa que no hago nunca, pero tenia que hacer algo con mi energía sobrante y eso era lo mas útil en ese momento.
Intente dormir y no pude, era peor.
Lloré un rato, me acorde de mi barrio, de mi gente, y me dormí.

2 comentarios:

mamaESTApresa dijo...

saludos. así nomas.

Limada dijo...

Si no da, no da.
Y las putas muchas veces no dan.